La Virgen María siempre nos ha hablado sobre el poder que tiene la oración. Dice que la oración debe tener tres partes importantes: Agradecer, pedir y ofrendar.
Agradecer es vital tanto para fijar las cosas buenas que tenemos en la vida como obtener aquello que deseamos. Estar agradecidos con aquello que no ha llegado es un voto de confianza a Dios en que aquello que le pedimos viene en camino y va a llegar. La energía que se tiene con el agradecimiento es de paz y nos prepara para la segunda parte de la oración.
Pedir es lo que habitualmente hacemos cuando de la oración se trata, pero para que el pedir funcione tenemos que convencernos a nosotros mismos que aquello que estamos pidiendo nos lo merecemos. Los maestros nos han enseñado que independientemente de nuestro comportamiento siempre merecemos de Dios todo lo mejor. Igualmente debemos creer que Dios puede y quiere darnos aquello que le pedimos. Debemos pedir con intensidad como niños.
Ofrendar es una manera de abrir nuestro corazón para entregar lo mejor de nosotros. Dios como tal no necesita nada de nosotros, El es todo. Y si pudiéramos complacerle, lo que El quisiera es que diéramos lo mejor de nosotros a los demás, pero también que nos lo diéramos a nosotros mismos. La ofrenda es mucho más que un aporte económico, es una sonrisa, es un abrazo, es una llamada, es sintonizarnos con aquello que les agradaría recibir a nuestros semejantes. En la ofrenda podemos prometer a Dios trabajar en hacer a un lado esos hábitos que nos hacen daño o que dañan a los demás.
Sómos Magio, Mauricio y Giovana, dedicados a guiar a las personas en su búsqueda espiritual mediante la conexión con los ángeles de la guarda y diferentes maestros espirituales como la Virgen María y el Maestro Jesús, de quienes se reciben mensajes amorosos, respetuosos y prácticos para la vida. Aquí compartimos estas enseñanzas y recibimos sus comentarios e inquietudes.
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