Rosario febrero 14 de 2013
Mis hijitos queridos, muy buenas noches soy María Virgen Madre de Dios y madre vuestra. Reciban cada uno de ustedes mis hijos amados mi bendición y la de Dios Padre Todopoderoso. La bendición de todos ustedes mis hijos en la distancia en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo amen.
Hoy tengo mis hijos de mi alma una significativa alegría, porque noto que todos ustedes están recibiendo la iluminación de la fuerza de la oración. Que todos ustedes están pudiendo todos los días encontrar un bálsamo de cambio y de ilusión a través de la oración y a través de la intencionalidad de esas oraciones.
Estoy profundamente feliz porque aunque ustedes puedan ser los representantes de sus familias, también están orando por ellos. Y están uniéndose en esta oración en un solo ser, en una sola familia para hacer posible que sus vidas sean bendecidas en la fuerza del Dios de los Cielos.
A través de la oración mis hijos amados el mal se disuelve. A través de la oración convencida en la fuerza del Dios Superior y de su protección, el mal pierde poder frente a ustedes. No solamente mis niños de mi alma deben orar por aquellas personas que aman, por aquellas personas que aprecian, o por aquellas personas que sufren. También deben orar por sus enemigos, deben orar mis hijos por aquellas personas con quienes tienen complicaciones porque al orar por ellos la luz de Dios también les estará tocando su corazón para que ellos no sientan adversidad frente ustedes y sientan que pueden avanzar en su proceso de evolución en el camino del amor y de la reconciliación.
Orar por sus enemigos mis hijos es el acto más profundo de amor. Orar por aquellas personas que les hicieron daño es establecer el perdón como parte de su vida, pero no como lo han pensado muchas veces mis hijos para seguir recibiendo mal desde esa persona. Sino para establecer la protección del Dios de los cielos de esa persona frente a su propia energía y al mismo tiempo que ustedes sean protegidos de esas malas intenciones que esas personas tienen en pos de ustedes.
Quiero que sepan mis hijos que este alimento espiritual que reciben cada semana tiene de nuestra parte una intención muy importante que es la de darles cada día la fuerza de su espíritu como hijos de Dios, tiene la intención de escuchar sus oraciones, sus plegarias, de traer a ustedes la paz del Dios de los Cielos y la verdadera voluntad de Dios que es la de que ustedes puedan tener una buena creación y su vida pueda ser más fácil.
A través de la oración están alejando el mal, a través de la oración están alejando tener que aprender a partir del dolor, a través de la oración mis hijos están pudiendo sintonizarse con la paz interna de su ser y la alegría de la vida y de la misma manera están contagiando esa alegría de vivir y esa fuerza de vivir a cada persona alrededor de ustedes, porque cuando uno de ustedes empieza a cambiar se vuelve faro, se vuelve luz para todas las personas a su alrededor y empiezan a sentir mis hijos que se distancian un poco de los demás para integrarse más a ustedes mismos, a su propio ser y eso hace que les afecte mucho menos las actitudes de los demás, eso hace mis hijos que les afecte mucho menos los resultados que todavía no se han dado y dejen de aportar más a través de sus miedos, de su angustia, de su desesperación a una vida difícil, para obrar en la gracia de Dios una vida plena, una vida bonita.
Sabemos que todos ustedes mis hijos han hecho grandes esfuerzos por darles a los suyos lo mejor, que han dado su amor, su vida, que han entregado sus cuerpos, que han dado lo mejor de sí muchas veces para preservar en la vida de estas personas una mejor calidad de vida.
¿Quién no ha tenido una ilusión y el sueño por dar lo mejor a otros? Y queremos felicitarlos por eso y decirles mis hijos de mi alma que ustedes también están recibiendo del cielo y de muchas personas también estas oraciones y también esa protección; que de nuestra parte están recibiendo una continua intercesión para que todos los acontecimientos los lleven a sentirse que lo han logrado, a sentirse ganadores, a sentir que sus sueños se realizan y por eso hoy quiero pedirles hijos de mi alma que no renuncien a sus sueños, que no se cansen de pedir, que puedan comprender mis hijos que bajo la fuerza del Dios de los cielos y el tiempo perfecto del Dios de los Cielos no tendrán que esperar tanto aquellas cosas que están pidiendo.
Porque si pueden comprender que ese Dios de los Cielos es un Padre amoroso y pueden entender que la voluntad del Dios de los Cielos como Padre es la felicidad de sus hijos, Dios obrará a través de ese amor para que ustedes puedan tener esa felicidad y para que ustedes puedan lograr eso que ahora tienen como reto en sus vidas, esos sueños que tienen ahora entre sus manos, esos ideales que son en tantos aspectos de su vida terrena lo que Dios pueda obrar, una felicidad completa.
Cada día a través de la oración y de la conciencia de su poder espiritual creador, se están pareciendo menos al común de los humanos, están volviéndose más fuertes, se están volviendo menos reactivos, están volviéndose más conscientes y al mismo tiempo a través de su fuerza están convocando a todas esas personas que conocen a un camino espiritual más elevado; es cierto mis hijos que esta humanidad se está transformando en una humanidad más plena, más capaz, y creo que todos ustedes con esa petición completa y conjunta en que desaparezca el mal como fuente de enseñanza o de dominio, están pudiendo llamar un paraíso a sus vidas y poder confiar en que tienen la más grande semilla de Dios en su corazón, que puede obrar una creación más fácil porque todos ustedes lo merecen, que pueden obrar mis hijos una creación donde puedan sentir la alegría de saber que Dios ha escuchado sus oraciones.
Hay muchas cosas que han perdido valor tal vez en sus vidas a pesar de que Dios les ayudó a que fueran eso y consiguieran eso que habían pedido. Acuérdense mis hijos de esos momentos tan difíciles que Dios les permitió poder superar y organizar para que eso sea de lo que puedan aferrarse para saber que lo que viene para ustedes en la fuerza de Dios debe superar inclusive las expectativas de aquello que le han pedido. ¡Confíen! en que Dios pueda hacer más fácil su vida, confíen en que Dios puede proveer de muchas formas lo que ustedes requieren y que Dios los está llevando a una vida abundante en todos los aspectos mis hijos.
¡Miren mis hijos queridos los estoy escuchando en mi corazón! Y me uno a ustedes por sus peticiones de su unidad familiar, me uno ustedes por sus peticiones de salud, me uno a ustedes por la superación de los dolores del alma, del corazón, me uno a ustedes por su petición de sus proyectos económicos, laborales, me uno ustedes por sus peticiones afectivas, por sus peticiones de pareja, por sus peticiones de madres, de padres, me uno a ustedes mis hijos por la petición de un camino trascendente en su vida donde puedan encontrar su verdadera misión y puedan hallarse plenos frente a su trabajo, a lo que están estudiando, lo que están aprendiendo, a lo que están cerrando como ciclo en su vida para darle paso a una vida nueva. Me uno ustedes mis hijos y recibo con todo mi corazón sus peticiones hechas hacia sus hermanos, hacia su deseo de entregarme a sus hijos, a sus padres, a sus compañeros o compañeras, a su familia, y entregarse ustedes mismos.
Les entrego mi Manto Sagrado para que lo porten siempre y en todo lugar y a la vez puedan entregarlo a aquellos seres, aquellas personas que aman que les preocupan para que a su vez los entreguen a aquellas personas con quienes tienen conflicto; desciende desde el Dios de los Cielos el Espíritu Santo lleno de paz, de luz, de alegría, de comprensión, de esperanza, de progreso, de entrega, de todo lo mejor de la vida, desciende este Espíritu del Padre sobre cada una de sus seres queridos, padres, hijos, familiares, amigos, hermanos, esposos, novios, novias, desciende este Espíritu del Padre sobre cada una de los lugares donde permanecen, trabajan, habitan, desciende este Espíritu de Dios en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo amen.
Reciban todos ustedes mis hijos mi intercesión continua y mi agradecimiento por sus oraciones, hasta siempre mis niños, con todo mi amor yo soy María Virgen buenas noches.
Jesús de Nazaret
Hermanos muy buenas noches con ustedes Jesús de Nazaret al habla.
Me uno a la felicitación de mi Madre porque todos ustedes están levantados en pié de lucha, pero no es un pié de lucha queridos hermanos para confrontar el entorno o para sentir que están en una batalla de la vida sino que es un pié de lucha frente al compromiso espiritual que significa el reencuentro con ustedes, con su paz, con la tranquilidad frente a Dios.
Quiero que se recuerden a ustedes mismos cuando eran niños y recuerden esas épocas más hermosas y más tranquilas que hayan tenido donde nada les preocupaba, donde todo era fácil, donde tenían la suficiente confianza en que algo superior los estaba cuidando. Quiero que se acuerden del mejor y del momento más bello que hayan tenido para que se hagan el propósito del día de hoy en adelante de volver a sentirse de esa manera y poder adoptar en su vida nuevamente una posición de niños frente a mi Padre y que sientan que esa tarea de mi Padre y esa posición frente ustedes es la de procurarles todo lo que ustedes piden, todas sus necesidades y la tranquilidad que deben tener sabiendo que Él está obrando en la vida de ustedes. Porque si mi Padre no puede obrar lo suficientemente eficiente en la vida de ustedes, deben recordar que la voluntad de mi Padre fue dejarlos ser, por eso les dio la libertad.
La libertad queridos hermanos para sentirse tristes, la libertad queridos hermanos para sentirse víctimas, la libertad queridos hermanos para sentirse distanciados de Él o llegar a una etapa en la vida donde ustedes sintieran que ya esa responsabilidad no era de alguien más sino que era de ustedes mismos; pero hoy les estoy invitando queridos hermanos aunque puedan parecer muy fuertes mis palabras a ser más irresponsables, pareciera que es extraño que les dijera esta invitación frente a esa irresponsabilidad que no es otra cosa que el hecho de poder soltarse más a sus deseos y poderse soltar más a la confianza de la vida. Esa irresponsabilidad no es una irresponsabilidad donde ustedes van a perder realmente la cordura como tal sino que significará sentir que aunque ustedes no sean responsables, pero entregarse una fuente superior que responde por ustedes, esa fuente les guiará y esa fuente superior les llevará a poder sentir que todo lo que quieren puede ser realizado y pueden tener la protección para que eso suceda.
Incluso queridos hermanos, los actos que parecieran más responsables en la vida, pueden resultar actos muy irresponsables respecto a su compromiso espiritual porque cuando ustedes queridos hermanos se están cuestionando, se están sacrificando, llenando de tantas obligaciones más de las que pueden cumplir, no están siendo responsables con ustedes mismos. Están llenándose de un sentido de sacrificio que nadie les ha pedido y que creo que ustedes tampoco quisieran que alguien tuviera por ustedes. Si ustedes están pensando en que alguien se debería de sacrificar por ustedes queridos hermanos, están equivocados. Si ustedes están pensando que el verdadero sentido de la felicidad de esas personas es que ustedes se sacrifiquen, están equivocados. Entonces cuando yo les estoy hablando de una irresponsabilidad les estoy hablando de saber que vuelven a entrar como niños en el Reino de Dios para escuchar sus deseos, para escuchar la verdad de su corazón y empezar a ser libres de tanto prejuicio socia, de tanto dogma social, de tanto prerrequisito social que les hace creer que es la felicidad.
¿Cuántas veces queridos hermanos pensando que la felicidad es una pareja, siguen tristes porque hay otros elementos que no se dan? ¿Cuántas veces creyendo que el fruto de la felicidad es el dinero, siguen tristes porque eso ha significado que otras cosas les pueda hacer falta de la vida? porque razones para quejarse las pueden tener a mares.
Así como pueden tener a mares razones para quejarse, Dios podría tener miles de razones para juzgarlos, pero mi Padre no hace eso. Mi Padre los comprende, mi Padre los entiende y entiende sus quejas también. Lo importante es que cuando ustedes puedan dirigirse mi Padre queridos hermanos, lo hagan en forma sincera, en forma profunda inclusive en esas quejas sintiendo en su ser que ya no dan más si fuera necesario y que necesitan que mi Padre les muestre lo que ustedes no pueden hacer, lo que ustedes no pueden ver, lo que ustedes no pueden lograr.
La invitación de hoy queridos hermanos es a que vivan el presente y el día a día y se prendan a cada segundo de las cosas buenas, porque entre más se aprendan de las cosas buenas que tienen y más vean lo positivo de lo que ven malo, estarán haciendo posible que cada vez más cosas buenas sucedan. Algo bueno tiene que haber de estar solas queridas señoras. Algo bueno tiene que haber de estar inactivos y tener tiempo. Algo bueno tiene que haber de esa espera para permitir que ese tiempo útil tú lo uses no para preocuparte, ocuparte. No para vivir el mañana en angustia sino para fabricar ese futuro que no estás viviendo hoy a partir del deseo, a partir de la confianza y a partir de la alegría y de la plenitud en que lo que hoy es carencia, va a llegar a ser, y lo vas a lograr porque Dios siempre quiere.
Entonces cuando estás confiado, cuando estás relajado, cuando estás suelto, te haces menos responsable de tu vida como tal en el sentido de la preocupación y de la acción desesperada para dejar que Dios haga su obra y Dios te traiga lo que tú necesitas que llegue aquí y que golpee a tu puerta. Entonces cuando confías en mi Padre en y te sueltas en el momento que menos piensas te este están trayendo exactamente lo que tú le pides. Entonces como un niño en el momento en que tú necesitas comer, ese padre y esa madre te llevan el alimento a tu boca porque sin que tú lo pidas ese padre sabe que tú necesitas caricias, que tú necesitas abrazos, que tú necesitas validación.
Y mi Padre aprovecha este momento para decirles que los ama infinitamente, que los admira infinitamente porque ustedes hicieron un contrato con Él al venir a esta tierra sabiendo a lo que se exponían. Y se los advertimos, y se los dijimos y aún así su espíritu que necesitaba experimentar, decidió venir porque deben saber que esta plenitud de los sentimientos y esta plenitud de la carencia y esa plenitud de lo que está mal es algo que ustedes han pedido para poder después sentir que lo lograron y que lo hicieron porque no hay nada más hermoso en la experiencia de la vida que pasar de tener frío a estar calientes. Que pasar de tener hambre a saciarse. Que pasar de no saber a saber, de no poder a poder, de tantas cosas que hoy a cada uno de ustedes les debería hacer sentir hacia ustedes mismos profundamente orgullosos, porque por más malo que haya sido lo que pasó, como les he dicho en otros momentos, están vivos, ¡están contando el cuento!.
Entonces si puede ver el lado positivo de la vida entenderán esas cosas que han magnificado tanto, que esas situaciones que han visto en esa crisis tan grande, que esas personas que han visto tan endiabladas a su lado, simplemente son sucesos, son cosas que a través de su inexperiencia gestaron para poder superar y que esas personas que han visto tan endiabladas finalmente son también seres humanos profundamente agobiados, profundamente asustados, profundamente llenos de dolor que necesitan compasión.
Yo también queridos hermanos me uno a sus oraciones, a su comprensión, a su deseo de saber y entender qué es la vida y por qué esta compleja. Me uno a ustedes para traerles la paz y todo el amor de mi Padre para que lo puedan recibir a través de lo que consumirán esta noche, a través de la fuerza del Espíritu Santo, a través de mi amor y de mi dedicación infinita.
Reciban mis queridos hermanos en la fuerza de Dios de los cielos mi amor infinito, mi deseo de que puedan sentirme como uno de ustedes y puedan sentir la presencia del Padre como su Padre Salvador, como su Padre Proveedor. Hasta siempre queridos hermanos en la paz de mi Padre, Jesús de Nazaret al habla muy buenas noches.